Cindy López

Una procesión de las chicas del barrio en camino a una pregunta es lo que propone Patricia Águila. Nos presenta cómo emplear el pelo para evocar la ausencia, preguntarnos: ¿dónde está la cabeza de esa peluca? ¿Ese pelaje de noches, playa, risa y estrellas? ¿Dónde estás, Cindy López? Melena edificada como un palafito, escarmenando una historia desde antes que la autora naciera, haciendo de su voz un nido de pájara, que necesita abrigo de su ala rota en una esquinita azul. Una cabellera levantada en la dureza de la laca que forma casas y poblaciones en la poética de una isla. ¿Dónde estás, Cindy López?

En estos días de encierro se viene a la cara, como un mechón enclaustrado en el recuerdo, las chascas de los 70’s y 80’s, como también los años que siguen a nuestra historia. “Corre la voz Cindy van a sanitizar las casas”. ¿Es el presagio o sólo una constante? En esta entrega, Patricia Águila nos habla de los cuerpos de mujeres obreras exhaustas. Rememorar un pasado a través de las hijas, sus jeans, chaquetas, calzas leopardas, pelos altos, productos que rompen el ozono y los químicos que las hacían hermosas son un símil a los agentes con los cuales las pesqueras contaminarían el mar y ellas, como sirenas tristes, dejarían de peinarse porque dejaron las manos en las fábricas. Es como una pena sombría que solo deja pozas de vino

Kütral Vargas Huaiquimilla.